El Ikebana es el arte floral japonés. Proviene de una antigua tradición que tenían los budistas chinos de hacer ofrendas florales a Buda. Fue durante el siglo VI en el que los misioneros chinos, que se fueron a Japón, dieron a conocer este arte. A partir de entonces y hasta el s. XV el Ikebana mantuvo su condición de ofrenda divina. Llegó un momento en el que perdió sus connotaciones religiosas. Pero hasta ese momento el ikebana dio muchas vueltas. En un principio dicho acto consistía en una sencilla ofrenda floral (incluso a veces sólo se ofrendaban sólo los pétalos, como por ejemplo en la India). No fue hasta el siglo X, durante el cual en Japón se empezó a embellecer un poco dicha ofrenda, y se incluyeron elementos como recipientes y demás. Los materiales que se usan para la construcción son flores, hojas, cereales, hierbas, ramas, semillas, frutas, vegetales, etc. Dichos materiales podían ser vivos, secos o artificiales. En un principio se prefería el uso de materiales del lugar, aunque dicha condición con el tiempo se fue perdiendo (propiciada en cierto modo por la apertura al mundo que protagonizó Japón a finales del s. XIX).
Otro aspecto importante dentro del ikebana es el diseño. Las partes más importantes del diseño son el color, la forma, la textura y la línea. El color y la forma vienen dadas por la propia naturaleza del elemento escogido, aunque con la creación de las escuelas modernas, dicha naturaleza podía modificarse. La textura venía determinada por la superficie de los materiales usados y la línea era expresada por la ramas que tenía dicha composición
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario